Podemos redactar más de una versión de un proyecto en función de quién va a leerlo.
Un proyecto puede desarrollarse más o menos en función de las necesidades y del tiempo disponible. La calidad del documento debería ser la misma en todos los casos, pero la extensión del documento puede variar en función de las necesidades del cliente, de las nuestras, de nuestros colaboradores o incluso de nuestros posibles inversores. Fácil decir y difícil de hacer cuando se recibe un encargo y el cliente tiene prisa, por ejemplo. En un caso así deberíamos plantearnos, antes de empezar, si vamos a ser capaces de redactar algo que responda a nuestros estándares de calidad o bien renunciar al encargo. Dicho esto, decir que existen diferentes versiones de un mismo proyecto en función de quién va a ser el receptor o lector de dicho proyecto. No hablamos ahora de extensión, sino de contenido, porque no es lo mismo crear un documento de uso interno, que va ser siempre la versión más completa, en la que se van a reflejar hasta las dudas y propuestas más locas, que un documento que presentemos a una Junta Directiva, a unos medios de comunicación, a posibles patrocinadores, o a entidades y colectivos con los cuales colaboremos o estemos asociados, entre otros. A cada uno le vamos a dar la información que necesita y que le es útil: datos económicos, datos comerciales, datos estratégicos. Datos con los que cada organización podrá analizar el cumplimiento de sus propios objetivos. Hablaremos de ello más extensamente en la siguiente entrada.