Igual que tenemos claro qué tareas hay que hacer, en cuánto tiempo, quién las va a hacer y qué coste van a suponer, debemos tener claros cuáles son los posibles riesgos. Hay que reconocerlos, valorarlos, preveerlos y controlarlos: el “pack” completo de una buena gestión. Pero podríamos creer que no es posible controlarlo todo. Quizás no, pero sí lo máximo posible. Podemos intentar controlar aquellos riesgos asociados a nuestro funcionamiento interno, e intentar preveer aquellos que pueden ser causados por factores externos y que no podemos controlar directamente. Vamos a ver cómo.