Premiar o castigar, puede ser una herramienta que, bien usada, puede ayudar a dirigir un equipo. Recompensar el buen rendimiento de un trabajador ofreciéndole, de vez en cuando, tareas más interesantes para este, o reconociendo públicamente su trabajo, o dándole más responsabilidades, puede facilitar la gestión de un equipo. Lo importante es tener en cuenta qué es lo que le motiva a cada uno a trabajar, porque la recompensa debe ir alineada con los deseos básicos y el perfil de cada persona, algo que veremos con más detalle más adelante. ¿De qué me sirve premiar a un trabajador con más responsabilidades si este lo va a percibir como una carga? Hay que conocer a las personas con las que estamos trabajando, para aplicar uno u otro estilo de dirección sobre ellas. ¿Complicado? ¿Quién dijo que era fácil? Os invito a escuchar el audio de hoy.